Isabel Vilà (Calonge, 1843 – Sabadell, 1896) comenzó a trabajar desde muy joven cuidando enfermos, en un contexto en el que muchos niños ingresaban a trabajar en fábricas a los 6 años. Entre horas de ocio estudiaba, ya que quería seguir formándose para ser maestra algún día.
Apoyó la Revolución de 1868 como enfermera y destacó como activista obrera, especialmente impulsando campañas para reducir a cinco horas la jornada laboral de los menores de 13 años, motivo por el cual comenzaron a llamarla «Isabel cinco horas». Entre otras acciones, también participó activamente en la campaña contra los quintos y en la reivindicación de bibliotecas para los obreros.
Después del pronunciamiento del general Pavía (1874), se exilió a Carcasona, donde se formó como maestra. En 1880 regresó a Cataluña y fue maestra en el Centro Republicano de Sabadell, escuela para niñas que dirigió hasta que fue destruida en 1895.