los micrófonos del Canódromo se encendieron con el primer episodio en directo de Ràdio Canòdrom. El aire se impregnó de una conversación íntima y necesaria sobre la aporofobia y su sombra extendida sobre los cimientos de los hogares.
Con el propósito de combatir la exclusión social, la hegemonía mediática y la presencia creciente de los discursos de odio en redes sociales, el podcast en directo «Una casa colectiva» generó un espacio de experimentación para promover la convivencia, la empatía y el respeto ante las desigualdades sociales.
El pasado 24 de mayo, seis voces se encontraron en Radio Canódromo para dar forma a un relato coral en torno a los múltiples impactos de la pobreza materializados a través de la idea básica del hogar: Pol Andiñach analiza en el canal cuellilargo los discursos de odio en la esfera digital; Samu Céspedes es artista no binario, trabajador del hogar y miembro de Sindillar; Mar Vidal acompaña a personas vulnerables desde Secretariado Gitano y ECAS; y Mariona Puigdellívol, directora general de ECAS y Montse Santolino, coordinadora de LaFede.cat son parte de organizaciones que trabajan por la cooperación internacional, la paz y los derechos humanos.
Un podcast conducido por Laura Aznar Llucià, periodista de CRÍTIC y colaboradora de TV3 y RAC1. En la música les acompañó DJ TUTU, pseudónimo de Gemma Planell, que pone el hilo sonoro con su manera propia de explicar historias. Como complemento visual, la figura destacada en la escena artística contemporánea, Carlos Carbonell, especializado en arte colaborativo e inteligencia artificial, aportó una dimensión visual única a esta experiencia.
«La Casa de las Ausencias» en ECAS
Mar Vidal, portavoz del Secretariado Gitano y ECAS, comenzó el programa abriendo la ventana de las casas con «La Casa de las Ausencias», una exposición que revela la ausencia de cosas esenciales como un reloj, un radiador, un ordenador portátil, todo simbolizando las privaciones vividas por las personas que se encuentran en situación de pobreza. «El 31,1% de la población catalana no puede hacerse cargo de los gastos imprevistos: la reparación de un ordenador, ir al dentista...» Pudimos disfrutarla del 24 de mayo hasta el 7 de junio en Canódromo.
La exposición recrea una sala de estar simplificada, y a medida que la vamos visitando encontramos objetos rotos, partidos por la mitad, que representan diferentes dimensiones de la pobreza, porque la vida de las personas en situación vulnerable está marcada precisamente por estos elementos, o más bien, precisamente, por su ausencia. Son las situaciones de pobreza de las personas y las familias que, por ejemplo, a pesar de tener un techo y trabajo se encuentran en esta situación de riesgo, en esta frontera entre la exclusión y la inclusión las que pueden pasar desapercibidas, de las cuales se hacen a menudo análisis sesgados, porque, si tienes trabajo, si tienes una casa, ¿por qué eres pobre?
Estas realidades afectan al 25% de la población en Cataluña, que son 1 de cada 4 personas, y es lo que ECAS denuncia. El derecho a la vivienda, las políticas de garantía de ingresos y la inversión en políticas sociales son clave para poder hacer frente a esta situación de desigualdades estructurales.
Condiciones laborales en el sector del hogar
Samu Céspedes, de Sindillar, habló de las condiciones laborales precarias que sufre el sector del hogar y los cuidados, donde la mayoría de los trabajadores son personas migrantes. Describió el escenario como una lucha diaria contra la marginación y el olvido.
En Barcelona, más de 34.000 personas se dedican al trabajo del hogar y los cuidados. Este sector se convierte en una puerta de entrada principal al mercado laboral de subsistencia para muchas personas migrantes que llegan al Estado, especialmente mujeres, según datos del sindicato UGT, que sitúan la cifra en el 60%. «El hogar también puede ser un espacio donde se vulneran derechos. Desde el sindicato denunciamos las condiciones laborales que rayan la esclavitud», explica Céspedes. Al mismo tiempo que quedan expuestas a múltiples abusos, estas trabajadoras se convierten en una pieza fundamental del sistema de provisión de cuidados a las personas en situación de dependencia.
En el sindicato de trabajadoras del hogar, Sindillar/Sindihogar, llevan años denunciando esta situación y luchando para que el Estado ratifique el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo. Su régimen especial de cotización a la Seguridad Social no les da derecho a subsidio por desempleo y permite a quien las ocupa finalizar unilateralmente el contrato laboral sin tener que justificar ninguna causa para el despido.
Desde su nacimiento, en noviembre de 2011, Sindillar trabaja por la autonomía y el empoderamiento de las trabajadoras del hogar a través de actividades diseñadas y ejecutadas por las mismas afiliadas. «Somos conscientes de que hay un relato que se fortalece desde los medios de comunicación, que las personas migrantes somos una carga para el Estado. Nos parece importante señalar la riqueza que aportamos y las consecuencias de la falta de un sistema público universal de cuidados.»
Discursos de odio y algoritmos
¿Cómo se retrata la pobreza desde la ventana de las redes sociales? Pol Andiñach, desde cuellilargo, y Montse Santolino, de LaFede.cat, abrieron la ventana digital para exponer cómo los discursos de odio son magnificados por algoritmos en línea, alimentando las llamas de la desigualdad y la opresión.
«En las redes sociales vemos con alarma y perplejidad cómo se difunden discursos de odio con la complicidad de las propias plataformas, que tienen unos intereses muy claros.», explica cuellilargo. Estos espacios digitales no son neutrales y los discursos de odio toman forma de desprecio, rechazo y discriminación hacia las personas migrantes, racializadas, las mujeres, el colectivo LGTBIQ+ y hacia todos aquellos en situación de vulnerabilidad. Es un contenido que da muchas visitas y dinero y a veces es sugerido por los propios algoritmos de estas herramientas y, por ellas, la aporofobia se filtra por todos los rincones. En este contexto, «los discursos anti-impuestos y a favor del desmantelamiento de los servicios públicos inundan de visitas los perfiles ultracapitalistas y neoliberales que llegan a millones de personas usuarias, entre ellas mucha gente joven.»
Desde la ventana de LaFede.cat, organización que trabaja por la justicia global, Montse Santolino explica que estos discursos aumentan en las redes sociales. En el caso de las personas racializadas, SOS Racismo ha establecido tres narrativas de odio diferenciadas: que se aprovechan de los impuestos y ayudas, que son una amenaza y que son inferiores. «El Observatorio Español contra el Racismo y la Xenofobia dice que el 60% del odio digital es contra las personas africanas que profesan el islam.» El problema, según Santolino, es que el discurso de odio no se queda en las redes sociales, sino que acaba convirtiéndose en agresiones reales. En Cataluña, en el año 2023 hubo 200 denuncias por motivos de odio en las redes sociales, especialmente contra las personas LGTBIQ+ y racializadas.
El hogar colectivo en la calle y en las luchas sociales
Los espacios comunes son los espacios de defensa de derechos y de defensa del estado del bienestar. ¿Qué fortalezas y dificultades detectamos? Mariona Puigdellívol, directora de ECAS, reflexionó sobre un estado del bienestar que no está a la altura de sus promesas, destacando el incremento desigual de los presupuestos sociales frente a la creciente necesidad de derechos sociales como vivienda digna y asistencia social.
«No se entienden los servicios sociales como derechos de toda la ciudadanía y eso hace que la propia ciudadanía no los exija como parte del estado del bienestar. Aquí se intersectan los discursos que promueven el odio y no el vínculo entre las personas.», explica Puigdellívol.
¿Qué pasa cuando el estado del bienestar no ejerce este rol o activa mecanismos para ejercer control social contra las personas más vulnerables? Desde LaFede.cat, Santolino explica que dos caballos de batalla son las cámaras de reconocimiento facial en el espacio público y los sistemas automatizados que utilizan algunas administraciones públicas y que afectan a los derechos fundamentales sin control ni supervisión humana. «Quien diseña los algoritmos son empresas y cuando invitan a alguien a supervisarlos, solo incluyen a los ingenieros, no a las personas y comunidades afectadas.»
Un llamado a la lucha y la acción colectiva
El programa concluyó con un llamado a la acción colectiva y la autoorganización, subrayando que solo a través de los vínculos humanos y el empoderamiento comunitario podemos desafiar las barreras de la desigualdad y la indiferencia social.
«La promoción de los vínculos es lo más importante, generar propuestas de debate y de diálogo, como este espacio radiofónico. También debemos ser capaces de dar apoyo a movimientos y personas que se autoorganizan para defender sus derechos.», explicó Puigdellívol.