Estudiantes del Institut l'Alzina participan en el proyecto «Me he perdido en el scroll» junto al Canòdrom, creando contenidos propios para hablar de presión estética, adicciones o desinformación.
El scroll infinito ya no engancha tanto a las nuevas generaciones de jóvenes. Ese, al menos, era el objetivo de esta propuesta en la que han participado una veintena de estudiantes de 3º de ESO del Institut l’Alzina, en el barrio de Congrés-Indians. Se han adentrado en este proyecto para darle la vuelta a su relación con las redes sociales. El proyecto, titulado «Me he perdido en el scroll. Jóvenes y Redes Sociales», se ha llevado a cabo en colaboración con el Canòdrom, el Ateneo de Innovación Digital y Democrática dentro del programa de investigación, creación y servicio del instituto.
Durante un trimestre, los jóvenes han reflexionado colectivamente sobre los impactos sociales, personales y políticos de la vida digital, dando forma a piezas audiovisuales breves, como Reels o TikToks, con una mirada crítica y a la vez creativa. ¿El resultado? Cápsulas que abordan temas como la adicción a las pantallas, la presión estética en Instagram, las fake news, los sesgos de la inteligencia artificial, la privacidad digital o el modelo económico de las grandes tecnológicas, entre otros.
La propuesta, muy lúdica y participativa, ha permitido al alumnado elegir tanto los temas como el formato: entrevistas reales o ficticias, parodias, escenas de ficción y humor o informativos. El objetivo era claro: usar el lenguaje y las plataformas que dominan para cuestionarlas desde dentro. Comenzaron hablando del tiempo que pasaban viendo estos contenidos, pero pronto fueron desgranando cómo detrás de cada scroll hay decisiones políticas, tecnológicas y sociales que nos afectan mucho más de lo que parece. Gracias al acompañamiento del Canòdrom, los jóvenes han analizado su relación con las redes y su impacto, han aprendido herramientas de creación de contenidos de código abierto y expresarse con libertad y sentido crítico sobre estos temas.
El proyecto busca conectar los debates globales sobre los límites y riesgos de las redes sociales con los públicos más jóvenes, como los algoritmos adictivos, la identidad digital o la vulnerabilidad de los datos personales. Mientras hay discursos más punitivos que proponen limitar o prohibir su uso, desde el Canòdrom se propone a los jóvenes analizar y construir su propio discurso.
Los vídeos completos pueden encontrarse en el canal de vídeo del Canòdrom, y quieren ser una herramienta para generar debate entre iguales. Porque no se trata de decir que las redes son malas, sino de tener herramientas para no perderse en el scroll.