¿Crecer entre pantallas?

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Actualmente, la presencia de pantallas y dispositivos digitales en la vida cotidiana de niños y adolescentes suscita preguntas sobre los impactos tecnológicos en su desarrollo. Con el ciclo «Crecer entre pantallas» exploramos los desafíos y reflexiones de la digitalización, centrándonos en su enfoque crítico y de derechos digitales. ¡Únete en este espacio abierto en el Canòdrom para profundizar en estas cuestiones!

Hoy en día, nos encontramos en un debate apasionante sobre cómo abordamos la exposición a las pantallas y a los dispositivos digitales en la infancia y la adolescencia. El uso precoz de la tecnología está generando preocupaciones y busca reflexionar sobre los límites del modelo actual de digitalización.

Es una buena noticia que se haya abierto el debate público, con la participación activa de las escuelas, los gobiernos, las organizaciones sociales y la ciudadanía en general. Un tema complejo que no tiene soluciones fáciles, pero es esencial que todas las voces sean escuchadas. Esto es el que hace que la democracia funcione. ¿Podemos identificar posibles caminos de futuro?

La educación bajo el monopolio tecnológico

El pistoletazo de salida a este nuevo ciclo tendrá lugar el jueves 1 de febrero de 18 a 19.30 h con la sesión OMG, Pantallas! ¿Tecnologías al servicio de quién? El primer problema que planteamos es entender como funciona la tecnología en la situación digital actual. ¿Cómo afecta la tecnología la manera en que los niños y las niñas interactúan con el mundo? Para saberlo, es importante mirar de cerca las plataformas digitales, las herramientas y los programas informáticos que forman su experiencia.

El informe «Plataformas digitales BigTech del sistema educativo catalán y derechos de la infancia: amenazas y retos (edDIT)» destaca como uno de los primeros estudios, tanto en el ámbito nacional como internacional, que profundiza en la evaluación concreta de como las grandes plataformas digitales influyen en los derechos de los y las estudiantes dentro del sistema educativo. El estudio denuncia que el uso «masivo y no regulado» de plataformas digitales como las que proporcionan grandes empresas como Microsoft o Google (también llamadas big tech) en los centros educativos «vulnera potencialmente» los derechos de la infancia. Entre las principales conclusiones de la investigación se destaca la existencia de una dependencia mutua entre los sistemas educativos públicos y las grandes tecnológicas.

1 febrero, 18:00 h ¡OMG, Pantallas! ¿Tecnologías al servicio de quién?
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Los impactos en la salud

El segundo aspecto crucial es el impacto en la salud de las personas en edades tempranas y de crecimiento. Últimamente, se ha abierto un diálogo sobre cómo la exposición constante a las pantallas electrónicas afectan a la salud mental, la calidad del sueño. ¿Cómo podemos equilibrar el acceso en la tecnología con la necesidad de un desarrollo físico y mental saludable?

Las pantallas han dejado de ser el futuro para convertirse en nuestro presente. Pero tabletas, ordenadores, teléfonos móviles, smarts TV, videoconsolas, ebooks y otros dispositivos de última generación no son simples herramientas tecnológicas; se han convertido en «un miembro más» y en parte importante de nuestras vidas. Según datos de 2023 del Observatorio de la Infancia, el smartphone es el dispositivo con mayor presencia, con una media de 2,8 dispositivos a cada hogar.

Mientras tanto, la OMS recomienda evitar exponer a los niños menores de dos años de vida a las pantallas. Destaca que la sobreexposición al uso excesivo puede conducir a varios problemas de salud, como por ejemplo el déficit de sueño reparador en tiempo y calidad, trastornos emocionales, decaimiento, déficit de atención, retrasos en el desarrollo del lenguaje y cognitivo, entre otros.

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El futuro de la digitalización en la escuela en manos de las Big Tech

La integración del modelo de digitalización en las escuelas plantea otra serie de interrogantes. ¿Cómo se incorpora la tecnología al entorno educativo? ¿Fomenta la participación activa y el aprendizaje crítico, o simplemente perpetúa la dependencia de las pantallas?

Estamos viviendo tiempo de cambios. Uno de los más grandes ha sido la rápida digitalización de la educación a causa de la pandemia de COVID-19, lo cual ha comportado nuevos retos y desafíos, desde los hogares a las aulas. Este proceso, liderado por los gigantes tecnológicos como Google y Microsoft, aunque necesario, ha suscitado preocupaciones sobre la extracción masiva de datos e información, típica del capitalismo de la vigilancia.

Las big tech han visto en la educación un filón inagotable de riqueza y poder. Han creado plataformas para que millones de personas en todo el mundo puedan estudiar desde casa y a raíz de esto ha surgido con fuerza un dilema sobre la privacidad, puesto que recopilan un montón de datos con opacidad del uso que se hace de ellos. Hoy en día son muchos y muchas estudiantes de primaria que ya tienen su cuenta de Teams o Google Classroom. Lo explica el informe «Tecnología y derechos humanos en la era digital: respuestas contrahegemónicas» de Intermon Oxfam.

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Brechas y desigualdades digitales

Un punto crítico es evaluar si la digitalización está borrando las desigualdades o está consolidando nuevas brechas digitales. ¿La infancia y la adolescencia tienen un acceso equitativo a la tecnología y a las oportunidades que esta ofrece? Es fundamental abordar estas cuestiones desde una perspectiva de derechos.

El actual modelo tecnológico no tiene en cuenta las realidades económicas, sociales y culturales, y el lugar que se asigna a las familias, estudiantes y personal docente es el de simples usuarias que tienen que aceptar aquello que los CEOs de unas grandes empresas, a miles de kilómetros de distancia, diseñan.

En este contexto, el International Computer and Information Literacy Study (ICILS, 2018), una evaluación internacional a gran escala que se realiza periódicamente a estudiantes de 13 años y que analiza en qué medida estos están preparados para estudiar, trabajar y vivir en un mundo digital. Al último participaron 46.000 personas. El estudio revela datos relevantes para reflexionar sobre las estrategias educativas hacia una ciudadanía digital:

Solo el 21% de los estudiantes demostraron autonomía y precisión en las tareas digitales, mientras que el 79% restante necesitó ayuda, y de estos, el 18% no fue capaz de ejecutar órdenes simples. Además, el informe señala que la estrategia de digitalización educativa, que se puso en marcha en los países acomodados en 80, no ha estado bastante exitosa. Teniendo en cuenta que tiene un recorrido parecido a la del sistema educativo catalán, el informe «Estrategias educativas hacia la ciudadanía digital» de la Fundación Bofill, sugiere que muchos y muchas jóvenes no están bastante preparadas para afrontar los retos de estudiar, trabajar y vivir en un mundo digital.

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Las voces de los y las protagonistas

Finalmente, para enriquecer este debate, es imprescindible incluir la voz de los y las protagonistas. A través de sesiones de cocreación, intentaremos comprender las perspectivas de la juventud, identificando riesgos y potencialidades, y construyendo un entorno digital que responda a sus necesidades.

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