Reflexiones y acciones por una tecnología más inclusiva y consciente

La primera sesión del ciclo «Crecer entre pantallas» ofreció una oportunidad para reflexionar sobre el modelo tecnológico que hay detrás de la actual situación en las escuelas. También ofreció recursos y acciones colectivas por un uso más consciente, responsable y equitativo.

El evento reunió personas expertas en diferentes ámbitos para abordar los retos actuales y explorar vías para avanzar hacia un uso más responsable de la tecnología. El ciclo busca explorar los desafíos y reflexiones de la digitalización, centrándonos en su enfoque crítico y de derechos digitales para explorar caminos de futuro.

Reimaginar la tecnología desde la democracia digital

Las ‘Big Tech’, aquellas que dominan el mercado tecnológico (Facebook (Meta), Google, Amazon, Apple y Microsoft) encuentran en los entornos educativos un nicho de mercado extremadamente amplio, que no solo genera hábitos de uso entre el alumnado de hoy, sino que también genera a potenciales consumidores para el día de mañana. Así lo señala el informe «Plataformas digitales BigTech del sistema educativo catalán y derechos de la infancia» de lo aFFac.

Estas empresas no solo influyen en los hábitos de los y las estudiantes, sino que también establecen como nos tenemos que relacionar con las tecnologías. El uso masivo de sus plataformas al entorno educativo genera una gran cantidad de datos, que pueden revelar sesgos sociales existentes e incluso crear de nueces.

Arnau Monterde, cabe de Innovación Democrática del Ayuntamiento de Barcelona y responsable del Canódromo, dio la bienvenida y presentó el ciclo Crecer entre pantallas: Educación, tecnologías y democracia, destacando la importancia de abordar el mundo tecnológico desde una perspectiva democrática y ciudadana. «Es más necesario que existan espacios de diálogo y de debate con personas expertas, familias y educadoras sin caer en el reduccionismo y pensar el mundo digital desde todas bandas, poniendo la inteligencia colectiva al servicio de resolver los desafíos actuales», afirmó.

El poder en las escuelas en manos de las grandes tecnológicas

El debate sobre como las escuelas incorporan la tecnología está en plena efervescencia. Muchos y muchas docentes destacan la carencia de directrices claras del Departamento de Educación, que no establecen criterios uniformes sobre qué herramientas utilizar, qué conocimientos proporcionar y qué requisitos tiene que cumplir el profesorado. Durante la sesión, Sandra Gómez, investigadora de la Fundación Ferrer y Guardia, criticó la carencia de transparencia y la tendencia a la privatización del modelo tecnológico actual, dominado por las ‘Big tech’.

Este hecho genera tensiones entre la consejería y los agentes educativos, puesto que algunos ven más interés comercial que pedagógico en la elección de ciertas plataformas. ¿La consecuencia? Una amplia mayoría de centros públicos en Barcelona usan Google Classroom y el servicio de aprendizaje ‘Google for Education’, lo cual plantea preocupaciones sobre la privacidad de los datos del alumnado. «Este modelo tecnológico cuenta con unas reglas del juego basadas en el consumismo, la obsolescencia programada, la opacidad en el diseño de las plataformas y el extractivismo de datos, contribuyendo a profundizar las desigualdades sociales y vulnerar los derechos de las personas,» afirmó Gómez. Esto contribuye a una acumulación del poder por parte de las grandes tecnológicas y una capacidad muy limitada de los poderes públicos y la ciudadanía.

El acceso de niños y jóvenes a los dispositivos móviles

Recientemente, Cataluña ha decidido introducir una nueva regulación sobre el uso de los teléfonos móviles en las escuelas. Esta nueva normativa los prohíbe en la educación primaria y restringe considerablemente el uso en los institutos. Aun así, hay opiniones divididas sobre esta decisión. 150 docentes y expertas expresaron el pasado diciembre su compromiso a favor de la utilización de las tecnologías digitales al aula, considerando que una prohibición total podría ser contraproducente para el desarrollo de las habilidades digitales de los estudiantes.

Por otro lado, familias y otros grupos, como lo aFFac y la asociación Adolescencia libre de móviles, critican que esta nueva normativa no sea de carácter obligatorio para todos los centros educativos. Temen que esto pueda crear desigualdades entre los centros. Tamara Fernández, portavoz de la asociación Adolescencia libre de móviles, expresó preocupación por el hecho los niños y los jóvenes tengan acceso a los móviles cada vez a edades más tempranas. «El paso social de la escuela en el instituto, ha normalizado que los y las jóvenes, con 12 años, tienen que tener un móvil con acceso a internet y las familias sienten esta presión». Desde la asociación plantean retrasar la compra del primer tel

éfono hasta los 16 años, apelando que «el o la joven sin móvil en el instituto no sea la persona rara de la clase».

Afirman que los estamos ofreciendo unos dispositivos que no son adecuados por su edad y exponiéndolos en un mundo digital sin darles las herramientas para enfrentarse a los riesgos. «Hay que pedir que se asegure un acompañamiento adecuado en el ámbito tecnológico y pedagógico, para que hagan un uso responsable de estos dispositivos». Aun así, recuerda que el debate va más allá y que las pantallas y el mundo hiperconectado en que vivimos, afectan también las personas adultas.

Desafíos, recursos y acciones colectivas

Como y cuando introducir el uso del primer móvil de los niños es una pregunta que se han hecho desde la cooperativa de telefonía móvil Somos Conexión. Con este objetivo, Mercè Botella, socia fundadora, presentó la guía para familias crueles y malvadas. Con un enfoque práctico y realista, se basa en una experiencia personal de una familia con jóvenes entre 12 y 18 años y ofrece consejos prácticos sobre como gestionar la introducción del primer teléfono móvil.

«Una persona no puede ser titular de una línea hasta los 18 años, en cambio, una gran mayoría de jóvenes tienen un móvil propio, a pesar de que no tienen la edad para hacerlo. Esto es principalmente en causa de la presión social, todo y las regulaciones existentes», explicó Botella. También puso énfasis en la importancia de promover un uso consciente de los datos infinitos que venden la mayoría de operadoras, y al fomentar alternativas éticas para acceder a Internet.

Por otro lado, la portavoz de Fembloc, la línea feminista de atención, prevención y apoyo a las violencias machistas digitales en Cataluña, señaló que «el modelo tecnológico actual beneficia principalmente las grandes plataformas tecnológicas, como Google, WhatsApp e instagram, que responden al modelo capitalista actual y pueden potenciar formas de violencia». Este modelo, según ella, excluye alternativas tecnológicas que operan desde una perspectiva de derechos digitales. Afirman que el desconocimiento sobre el funcionamiento de las tecnologías se los genera preocupación, y defienden la importancia de dedicar tiempo a comprender como funcionan las plataformas digitales para afrontar adecuadamente los retos.

Como parte de su proyecto, han desarrollado la guía visual «Kit de autodefensa digital feminista rápida!», que hace hincapié en la necesidad de abordar las violencias digitales y promover la educación digital desde una perspectiva feminista. Con un abordaje didáctico y accesible, la guía ayuda a tomar el control de la información en línea con herramientas, estrategias y prácticas para afrontar situaciones de violencia machista digital. También ofrece consejos sobre como realizar un sexting seguro y tener control de las imágenes íntimas.

Ideas hacia un futuro más consciente e inclusivo

Después de las presentaciones, se inició un debate sobre como la sociedad puede tomar el control de los espacios tecnológicos e impulsar cambios significativos. Desde la demanda de cambios estructurales hasta la promoción de acciones colectivas, podemos trabajar hacia un futuro digital que sea más inclusivo y consciente. Algunas de las ideas que surgieron durante la conversación, son:

— Defender una educación digital más abierta y crítica y una ciudadanía creadora de tecnología, no consumidora de esta.
— Organizar campañas para concienciar sobre los peligros del uso excesivo de las pantallas.
— Reconsiderar la digitalización al ámbito educativo con un enfoque en la reducción de las desigualdades sociales.
— Alentar el debate sobre como utilizar la tecnología tanto en el aula como la sociedad en general.
— Pedir en los gobiernos que exijan a las grandes empresas tecnológicas cambios necesarios sobre el uso y dinámicas de las grandes plataformas.