Una llamada a repensar la tecnología en tiempos de guerra

El uso de la tecnología en tiempos de conflicto ya no es ciencia ficción, sino una realidad que impacta la vida de personas. En una mesa redonda, expertas de Lafede.cat, Prou Complicitat, Novact, Tecnosandías y ex miembros de compañías telefónicas gazatíes han expuesto cómo las grandes corporaciones tecnológicas dan soporte a un sistema de control y represión que favorece a las estrategias militares, con consecuencias directas sobre la población palestina

Un poco de contexto histórico

La vigilancia militar israelí sobre el pueblo palestino tiene raíces muy profundas. Desde la fundación del Estado de Israel en 1948, unas 750.000 personas palestinas han sido expulsadas y la población ha vivido bajo un régimen de control constante. Esta situación ha permitido a Israel desarrollar tecnologías de seguridad y armamento que, a principios del siglo XXI, lo posicionaron como líder mundial en ciberseguridad. El recorrido de los veteranos de la Unidad 8200 es clave en la creación de algunas de las startups más innovadoras en este ámbito, con un 80% de los fundadores con experiencia en unidades militares de inteligencia artificial.

Vigilancia masiva, algoritmos y productos “probados en combate”

Durante la sesión, los ponentes compartieron ejemplos impactantes sobre cómo las tecnologías se convierten en armas. Tal como explica Judith Membrives, responsable de IA y Derechos Humanos en Lafede.cat, se trata de prácticas inquietantes, como por ejemplo apps tipo videojuego que recogen datos de personas palestinas, algoritmos que deciden dónde bombardear con el mínimo arsenal posible y sistemas que prevén cuándo alguien estará en casa para atacarlo. «Esto no es ciencia ficción, es el día a día en Gaza», afirmó Membrives.

Además, el concepto de “probado en combate” significa poner a prueba la tecnología usándola contra personas. «El 80% de la gente de las grandes tecnológicas israelíes ha pasado por unidades de inteligencia artificial militar», destacó Alys Samson, miembro de la Coalició Prou Complicitat amb Israel y de Novact.

La voz de la resistencia de Connecting Humanity

La relación entre tecnología militar y explotación económica constituye una simbiosis notable en el territorio. Israel utiliza su ejército para desarrollar tecnología que posteriormente comercializa con el sello de “probado en combate”. «Por eso decimos que no se deben comprar estas tecnologías», afirmó Samson. Mientras tanto, la situación en Gaza se complica con cortes de internet provocados por los bombardeos y bloqueos, tácticas que dejan a la población completamente desconectada.

La arquitecta y consultora de derechos humanos Gador Luque relató cómo, durante el primer apagón en Gaza, la gente recurrió a todo para reconectarse. «Móviles convertidos en puntos de acceso para enviar mensajes o subir a lugares altos, cerca del mar, para intentar captar señal de Egipto, fueron algunas de las herramientas utilizadas. Fue sumamente difícil», explicó. Cada fotografía que llega desde Gaza es a menudo posible gracias a un eSIM, una SIM virtual que conecta a las personas a la red y permite la transmisión de testimonios vitales.

En este sentido, el colectivo Connecting Humanity facilita el acceso a Internet para los habitantes de la región. «Desde pequeña, ya era consciente de que no podía hablar tranquilamente junto a mi móvil porque podría caerme una bomba», expresaron la gazatí Nada Alhasham, traductora y extreballadora de la compañía palestina Jawall y una ingeniera en otra empresa. Gracias a la ONG MPDL (Movimiento por la Paz) han podido salir de Gaza.  Los eSIMs pueden salvar vidas y darle a las gazatíes una voz para mostrar el genocidio. Desde 2023, se han entregado más de 450.000 eSIMs.

El movimiento BDS y la respuesta global

El movimiento BDS, que comenzó en 2005 con el objetivo de acabar con la ocupación, el apartheid y exigir el retorno de las refugiadas palestinas, sigue teniendo un impacto importante. Samson agregó que «vint años después, cada vez más estados, empresas y universidades rompen vínculos con Israel». Empresas como Dropbox, Electronic Arts y otras han salido o han sufrido pérdidas por el boicot; en la UB, estudiantes detuvieron la colaboración con la universidad de Tel Aviv, y sindicatos palestinos impulsan acciones en Canadá, España, Reino Unido, etc.

Estas acciones, junto con los movimientos tecnopolíticos que buscan alternativas y la creación de redes descentralizadas, representan una respuesta vital frente a un sistema diseñado para vigilar y controlar.