¿Qué hay a las profundidades de Internet? ¿Quién son las personas que navegan difundiendo discursos de odio? Por qué las grandes plataformas permiten la existencia de estas comunidades tan hostiles, e incluso las fomentan? Con motivo del 25N, el Día de la erradicación de la violencia hacia las mujeres, recuperamos la conversación entre la escritora Talia Lavin y el colectivo de escritura Proyecto Una, moderada por la periodista Anna Celma.
«La libertad de expresión total en Internet no existe», compartían Proyecto Una y Talia Lavin. Grupos extremistas como supremacistas blancos, íncels o Proud Boys se reúnen en foros o redes sociales generalistas para atacar, organizar, reclutar, manipular y adoctrinar. Su denominador común: el desprecio hacia las mujeres. Pero no solo esto: el funcionamiento de las plataformas hace que personas que se consideran a sí mismas neutrales o apolíticas, sean también altavoces de la misoginia en línea.
Para visibilizar las violencias que reciben las mujeres en Internet se reunieron en el Canòdrom la periodista norteamericana Talia Lavin, autora de La cultura del odio: Un periplo por la dark web de la supremacía blanca (Capitán Swing), y Proyecto Una, colectivo de escritura, expertas en antifascismo cuqui y autoras de Leia, Rihanna & Trump: De cómo el feminismo ha transformado la cultura pop y de cómo el machismo reacciona con terror (Descontrol).
Moderadas por Anna Celma, periodista especializada en feminismos en La Directa, repasaron la odisea de Lavin, infiltrándose en algunas de las subculturas más tóxicas de Internet. Haciéndose pasar por una igual, entró de pleno en los movimientos radicales que se organizan a través de Internet y que hacen todo lo posible por tener incidencia en la opinión pública. «Si ignoras a Godzilla, igualmente acabará por comerse a tu familia», alertaba Talia Lavin mientras animaba a la acción colectiva. Porque solo si entendemos y sabemos qué motiva el odio en línea, podremos contraatacarlo.